VIRTUAL, A pesar de todos los años, a pesar de todos los daños. Ricardo Arispe y Willie Croes

“Yazgo la vida. Nada de mí interrumpe nada”
Fernando Pessoa

 

Al sumergirnos en un ambiente digital ampliamos el alcance de nuestras experiencias. Los límites del mundo conocido colapsan y le incorporamos al cuerpo una “realidad imaginada”. Por lo tanto, la cualidad humana de crear territorios e historias alternativas a la realidad física ya no depende de la distancia. Es decir, el espacio entre persona y medio (libro, pintura o pantalla) desaparece. La inmersión sustituye a la extensión. Y la idea de Umberto Eco del arte como complemento del mundo puede entenderse ahora de la siguiente forma: el arte digital es una dimensión más de la existencia concreta, material, fáctica de la vida cotidiana. La video-instalación A pesar de todos los años, a pesar de todos los daños de Ricardo Arispe y Willie Croes encuentra su asidero en esta idea.

Lo ampliado en la experiencia digital es la humanidad en sí misma. Nuestra naturaleza biológica al vincularse con lo electrónico acrecienta la capacidad de elaborar (figurar, representar, reproducir) narrativas de ficción más allá de la mente y el lenguaje. Sin embargo, en ese ir más lejos nada queda atrás, ninguna opción es abandonada. De ahí que, la experiencia del pianista y la bailarina sea tan concreta como la de quienes visitan la sala de arte digital en la UCAB. Así como nosotros nos sumergimos en el laberinto narrativo de esas múltiples pantallas en el espacio, ellos se conectan a una matriz o metaverso para lidiar con el amor, el desapego y la nostalgia.

En esta obra, como en la vida del siglo XXI, no hay dos mundos o dos ambientes. No existe diferencia entre la fantasía y la realidad. Tampoco distancia. Hay una atmósfera bioelectrónica común para todos los procesos de la vida: lo imaginado, lo experimentado, lo palpado, lo escuchado. Como la música, todo está compuesto de vibraciones e intensidades. Lo sólido cede ante la liviandad de ese ambiente. El “A pesar” que intitula la obra, quiere decir: “sin importar lo que pesa”. También, “contra el deseo de lo que pesa”. Los cuerpos volátiles de estás almas electrónicas se encuentran ahí, quizá para despedirse o desencontrarse emocionalmente, sin que las penas del cuerpo físico los detengan.

Humberto Valdivieso
Curador

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