#NEXT

Sí; creo que nuestra vida pasada está ahí, conservada hasta en sus menores detalles, y que no olvidamos nada, y que todo lo que hemos percibido, pensado, querido desde el primer despertar de nuestra conciencia, persiste indefinidamente
Henri Bergson

La tecnología digital es un ambiente orgánico en el sentido que le dio Marshall McLuhan a este término. Ese ambiente, al estar vivo y en constante transformación modifica una y otra vez nuestras sensaciones y sensibilidades. Semejante vitalidad, que agita la existencia de todo en el devenir de un flujo donde las cosas mutan, es quien mueve la experiencia humana de este siglo hacia el tiempo fugaz y los espacios híbridos. El instante y la maleabilidad dominan la condición humana. Las ciudades y los cuerpos cambian de formas, escalas y categorías sin detenerse a discernir entre realidad y ficción. Esta muestra que presentamos en el Secadero virtual da cuenta de ello.

Nuestro mundo, al estar en la corriente indetenible de esas mutaciones, ha transformado la relación que teníamos con la memoria. No solo porque esta ya no está en lugares precisos como los recuerdos, los archivos o las imágenes duraderas. Tampoco, porque se ha expandido alrededor del cuerpo en infinidad de dispositivos electrónicos. Sino, porque los recuerdos, las imágenes y los archivos ahora transitan borrosos por el espacio y, como fantasmas electrónicos, vuelven repentinamente a las interfaces de nuestras extensiones tecnológicas. Vuelven a decirnos algo nuevo de nosotros mismos, regresan cargados de revelaciones, de miradas, de otros matices que acaso fueron invisibles, y que la memoria fantasma nos devuelve como testimonio de esas vidas transitadas. La vieja angustia por la pérdida del olvido, que es siempre una pérdida de sí, hoy recibe el alivio de los recuerdos que vienen por nosotros a través de los misterios de la vida digital.

Para el arte, la filosofía y la ciencia la memoria continúa generando dilemas complejos, para la tecnología plantea retos. Las obras que presentamos aquí están en el contexto de esos dilemas y esos retos. Collage digital, inteligencia artificial, ritos de unión con la tierra, intuiciones de la memoria imaginaria, relación de lo humano con la tecnología, obsesiones de la imagen y tránsitos inciertos hacia lo efímero saturan bellamente la obra de estos artistas. Cada uno de sus trabajos es un universo donde el límite entre lo visible y lo invisible ha sido derogado, y por ello es posible encontrar en sus conceptos y formas expresivas estás palabras tomadas de La invención de Morel: “no es posible que toda ausencia sea, definitivamente, espacial… En una parte o en otra estarán, sin duda, la imagen, el contacto, la voz de los que ya no viven (nada se pierde)”.

Humberto Valdivieso + Lorena Rojas Parma
Curadores